La filosofía taoísta enseña que el ser humano es uno con el todo. Para que nuestro cuerpo físico manifieste armonía debemos estar también en armonía con nuestro cuerpo emocional, mental y espiritual. La Medicina Tradicional China nos enseña que las emociones y sentimientos son el factor detonante para que la desarmonía entre a nuestro mundo.
Cada órgano o entidad visceral es afectado por
nuestro pensamiento y sentimiento y cada célula es un microcosmos dentro del
macrocosmos que es nuestro cuerpo. En cada una de ellas viene anclada toda la
memoria de nuestros cuerpos y nuestra ancestralidad y, cada una de ellas es un
organismo viviente. No podemos separar la Psiques del Soma. Tener presente
esto, es una de las bases de la manifestación del equilibrio en nuestro ser.
Cada pensamiento que tenemos, al ser decodificado a
través del hipotálamo, produce una respuesta por medio del sistema hormonal que
va a nuestra sangre y alimenta nuestras células. Dependiendo de la calidad de
nuestro pensamiento, estaremos alimentando nuestro cuerpo con vida o con
muerte.
Nuestro cerebro, nuestro pensamiento controla
nuestras emociones y sentimientos. Mejoramos nuestra salud al cambiar nuestros
pensamientos, nuestras falsas creencias.
De allí que un miedo, un temor
podría ayudarnos a la toma de decisión, al valor. Una ira mal canalizada
puede llevarnos a cometer errores muy graves que más tarde se
podrían convertir en tragedia; al tomar consciencia de ello, del
pensamiento actuamos con prudencia. Las emociones no son buenas o malas en sí
mismas pues son necesarias en nuestras vidas debemos saberlas canalizar.
Los tratamientos alternativos o complementarios van
al campo energético del ser humano, actuando a nivel de los canales de energía
regulándolo, equilibrándolo en lo mental, emocional y físico, restableciéndose
en nosotros la homeostasis y así podemos tener esa paz, esa armonía tanto
deseada.

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